Si alguien me hubiera dicho a mí que en algún momento de mi vida iba a estar plantando lechugas y con una terraza llena de plantas (vivas), no me lo hubiese creído.
Bueno, lo de las plantas aún, pero lo de las lechugas… 😉
El caso es que desde que tengo terraza me he animado con todo lo que tiene que ver con la jardinería. Y es que en primavera y verano la verdad es que apetece pasar ratitos ahí, plantando, regando y cortando ramas secas. De hecho, en más de una ocasión he podido “resucitar” algún pinito que estaba más seco que vivo, gracias a mi cabezonería.
Ha sido tanta mi afición, que cuando desde Bauhaus me propusieron crear un huerto urbano para darme a conocer su nueva tienda en Madrid de bricolaje, productos para el hogar y jardín, enseguida les dije que sí.
Eso sí, una vez tuve montado mi huerto urbano y lo instalé en la terraza, pensé: “¿Y ahora en otoño qué planto yo? Si a mí lo que me gustan son los tomates, los calabacines y los pimientos…”
Pues como buena riojana, lo que hice fue llamar a mi abuelo para que me diera una clasecita teórica sobre los tipos de verduras de invierno; y ¡oye!, yo que pensaba que iba a tener que tener el huerto en barbecho hasta abril, enseguida supe lo que iba a poder plantar.
Este otoño vamos a poder comer lechugas, hoja de roble, ajitos y brócoli caseros. No está mal, ¿verdad? Podría haber puesto muchos más, como coliflor, acelgas, espinacas o rábanos, pero eso lo dejaré para cuando haga mi primera “cosecha”.
Ahora sólo espero que se mantengan igual de bien que lo han hecho los pinos y el madroño, y que no me fallen, porque si no, mi fama como buena horticultora se habrá ido al traste.
Por último, sólo recordaros que este próximo viernes 2 de octubre, abrirá sus puertas la nueva tienda Bauhaus de Madrid, junto al CC Plenilunio, y que durante la inauguración se sortearán 20.000€ entre todos los asistentes.
¿Os animáis a tener un huerto urbano en vuestra propia casa?
*Post en colaboración con Bauhaus.
Yo también me he animado!! y eso que se muere toda planta que toco, pero el otro día les regalaron unas lechugas a mis hijas en un taller y ahí están hermosísimas :-), ahora nos dará pena comerlas, lo estoy viendo…
¡Te ha quedado precioso! Ya verás cuántas alegrías te da y no sólo por la cosecha, porque la cara de l@s pequeñ@s cuando ven los primeros brotes no tiene precio, y cuando dan frutos ya ni te cuento.
Yo también me he animado este año y he contado con una ayudante de excepción, mi hija, que se encarga de regarlas y cada día comprueba lo que crecen y si los frutos maduran.
Un beso,
Sonia