Los ruidos blancos… y otros remedios contra los cólicos

secador

Como os contaba el otro día tomando café, estos primeros meses como mamá han sido un poco duros (y digo un poco para no quitarle las ganas a nadie, jeje). Para mí lo peor de todo han sido los famosos cólicos del lactante.

En los cursos de preparación al parto te enseñan cómo respirar durante las contracciones, cómo ponerte al bebé al pecho, o incluso yo tuve una clase práctica sobre cómo cambiar un pañal.

Pero de repente tienes un bebé en brazos (que ya ha nacido), al que ya has conseguido darle su primera toma y que por supuesto ya te la ha preparado haciéndose caca encima, y aun así no para de llorar. Día y noche. Sí, en mi caso los cólicos eran día y noche. Así, veinticuatro horas, sin compasión.

Y para eso nadie te ha preparado, ni te ha dado charlas, ni te ha enseñado a respirar (o contar hasta tres) antes de volverte majara. Y el pediatra sólo te dice que no hay solución, que la única “receta” es la paciencia…

Así que tienes que recurrir a tu grupo de mamás amigas o a tu propio ingenio.

Eso es lo que yo hice. Pero después de probar la osteopatía, la homeopatía, las gotitas de no sé qué y los masajitos diarios, Martín seguía igual o peor que antes, y nosotros, definitivamente, muchísimo más desesperados.

Ahí fue cuando mi cuñada me habló de los ruidos blancos y yo no me lo podía creer. ¿Que dices que los niños se calman encima de una lavadora? Pues será por el meneíto, igual que si los llevas en el coche, ¿no? Pues en parte sí, pero también influye el ruido que generan esas máquinas.

Los cólicos vienen derivados de una inmadurez del sistema digestivo, y por tanto es una mezcla de gases y malestar que les debe producir mucho dolor, y por eso lloran con un desconsuelo que no hay quien les calme. Cuando estaban dentro de la tripita de su mamá escuchaban muchos sonidos monótonos del interior del cuerpo (como de tuberías), y esos ruidos llamados blancos son algo similares, que no les quitan el dolor pero que les tranquilizan.

Por eso comencé a probar con distintos ruidos blancos, y ¿sabéis quién se convirtió en mi mejor aliado? Sin duda alguna: el secador de pelo.

Como lo oís, en mi mesilla, durante estos meses no ha faltado: un vaso de agua, la lamparita de noche y ¡el secador! Menos mal que encontré por casa uno pequeño de viaje, que secar no seca igual, pero el ruido que hace es más molesto y eso es clave para el éxito de la operación: calmar a la fiera.

Y oye, pues que consigues acostumbrarte al ruidito, ¿eh? Incluso os diría que a dormir con él… Y digo ‘ruidito’ por edulcorarlo de alguna manera… Aunque sin duda alguna es mucho mejor que ver la cara roja de dolor de tu bebé acompañado por unos insoportables alaridos.

Así que, para mí fue todo un descubrimiento.

Eso sí, en verano no os lo aconsejo tanto, porque la temperatura de la habitación sube considerablemente (y el recocimiento dentro de la minicuna ya ni te cuento). Lo mejor fue que a los dos meses de pagar una buena factura de luz descubrimos que había aplicaciones del móvil que simulan estos ruidos blancos, e incluso listas de Spotify; así que nos dimos cuenta de que no estábamos tan locos… 😉

A pesar de que ya hemos superado la fase de los cólicos, yo sigo usando la aplicación y sus sonidos de radio estropeada para dormirle… ¡Es genial!

Y tú, ¿qué trucos usas para las crisis de tu recién nacido?

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12 comentarios
  1. Menos mal que te has librado de ellos!! Yo no he tenido q sufrirlos (más bien Ane) a diario, pero para alguna tarde noche de llanto sin consuelo he utilizado el extractor de la cocina. Lo bueno que tiene es q no gasta 😉
    Un beso y a seguir disfrutando de la risa de tu bebé!!

  2. Qué bien que ya se haya pasado la etapa de los cólicos! Qué pobrecillos, los tres! Yo seré amatxo en diciembre y si el bebé tiene cólicos me acordaré de ti!
    Me ha encantado el post y qué bonitas fotos! Un abrazo y cuidaros mucho!

  3. Ayyy no sabes como te entiendo. Esos meses son para volverte loca y tirarte de un puente. Yo siempre digo que si no lo pasas no lo entiendes 🙁 nosotros estuvimos 6 meses también de cólicos día y noche, un horror!! Y encima con daños colaterales porque nunca aprendió a dormir solita así que así estamos 18 meses después de que naciera…
    Bueno que no me enrrollo, me dejas flipada con esto de los ruidos blancos, porque nadie me lo contó?? Me hubiera ahorrado muchos disgustos y dinero también en físios, homeópatas, osteopatas…
    Me lo apunto, aunque espero que el que viene en breve no tenga los mismos problemas de su hermana
    Besotes

    1. jejej… Yo también lo espero para el siguiente… 😉

      Jo, me dejas preocupada por lo de “no saber dormir”, porque el pobre tiene pinta de llevar el mismo camino… Al menos he conseguido que no lo haga sólo en brazos. Pero como te digo, muchas noches recurro a la aplicación y se queda frito!! Inténtalo a ver…

      Mucho ánimo y gracias por la visita!!

  4. Esa aplicación de movil con los ruidos blancos es el mejor invento de este siglo sin dudar!!! mira yo soy Educadora en Masaje Infantil y es verdad que los masajes diarios alivian, pero los quitan. Al igual que los ruidos alivian y calman al bebé. En estos casos en los que puede llegar a desesperarte al menos que el bebé pueda calmarse.

  5. Hola Mónica, soy Carmen, no sé si te acuerdas de mi. Nos diste un taller a mis hermanas, mi madre y a mi hija sobre scrapbooking. He estado tiempo sin leerte porque me he mudado, y ahora que he vuelto a ver tu web he visto este post y me he acordado como fueron los primeros meses de mi primera hija. Tenía cólicos noche y día, como tu cuentas con Martín. No dormía más de media hora seguida, y un día le conté 18 horas llorando. Y sus horas preferidas eran de doce de la noche a siete de la mañana, cuando lloraba sin parar ni un minuto. ¡Nos daban hasta golpes los vecinos en las paredes! Y así, hasta los cuatro meses. Me mude incluso unas semanas a casa de mis padres, porque mi marido tenía muchísimo trabajo y no podía más. Y luego lo que conlleva los siguientes meses: que se acostumbren a dormir en brazos y demás. Yo creo que fue, hasta entonces, la experiencia más dura de mi vida. Pero ahora que han pasado seis años, lo veo con distancia y pienso que a pesar de lo malo, fue una dosis de realismo en mi vida brutal, me puso los pies en la tierra en lo que a ser madre se refiere. Y me sirvió mucho para valorar todo lo bueno que vino después. Mi hija tiene seis años, como te decía. Ya no quiere saber nada de que me tumbe con ella en la cama para dormir, porque dice que es mayor. Y entonces me acuerdo de cuando no era capaz de dormir sola y lo echo de menos, no te creas. Parece un esfuerzo muy grande, pero lo cierto es que el tiempo pasa súper rápido y te das cuenta que que si en esos años, que son muy pocos, te necesitan cada minuto y lloran porque quieren dormir contigo o no separarse de ti, lo mejor que puedes hacer es darle tu tiempo. Con los años, ellos no recuerdan nada, pero a ti te queda todo ese amor que les has dado y una enorme satisfacción. Al menos es mi experiencia.

    1. Ay Carmen, claro que me acuerdo… Jo, me has hecho emocionarme…Qué bonitas palabras!!
      Yo intento disfrutarlo al máximo, de hecho, estoy intentando trabajar sólo en jornada intensiva para poder estar con mi bebé por las tardes (algo bueno tenía que tener ser autónoma..)

      Muchas gracias por tus palabras y bienvenida de nuevo al blog!!
      Mua!!

  6. Los ruidos constantes y fuertes les calman bastante, como la lavadora o la thermomix je je. Mi hijo mayor (ya tiene 7 años) sufrió de fortísimos cólicos de lactante. Nos pasamos los dos primeros meses sin dormir (de 9 de la noche a 5 de la madrugada) con él llorando como si lo estuviéramos sacrificando y dando saltitos con él en la mochila portabebé para intentar aliviarle el dolor. Fue un suplicio que acababa, mínimo una vez por semana, con él en urgencias para sondarlo. Te puedes imaginar la pesadilla. Hasta que un día, en las clases de postparto, la matrona me habló de un tratamiento homeopático llamado COLIKIND que, junto con ENTEROSILICONA que le recetó el pediatra, fue mano de santo y a partir de entonces pudimos dormir. Con mi segundo hijo (tiene 3 años), antes de que naciera tenía mi botecito de colikind preparado en la canastilla pero, gracias a Dios, no fue necesario.

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