Un día en El Castell de Guadalest con niños

El otoño es una de mis épocas favoritas, junto con la primavera, para hacer escapadas y descubrir rincones de nuestra península.

Así que hoy quiero compartir con vosotros nuestra excursión al Castell de Guadalest, en el interior de la sierra alicantina.

Este año pasamos las vacaciones de verano en la costa alicantina, concretamente en Dénia, que ya sabéis que nos gusta mucho (aquí tenéis varios post sobre qué hacer en Dénia en verano y Dénia con niños). Así que decidimos dedicar uno de los días a visitar el interior de la provincia, del cual no conocíamos prácticamente nada. Unos amigos nos habían hablado de este bonito pueblo enclavado en la montaña, por lo que aprovechamos un día en el que el tiempo no acompañaba para ir a la playa y cogimos el coche para conocerlo y pasar un día diferente.

El Castell de Guadalest es un municipio pequeño pero muy turístico ubicado en lo alto de un peñasco a casi 600m de altura. Sus casas enclavadas en la roca y sus vistas impresionantes sobre el valle y el pantano hacen de él uno de los pueblos más pintorescos de Alicante, lo cual le ha valido el título de ser uno de los “pueblos más bonitos de España”.

Claramente, esas vistas tienen su precio, y no me refiero sólo al ticket que hay que pagar por dejar en el coche a las afueras del casco histórico, que también, sino a que los carritos de bebé no son bienvenidos. Las calles tienen cuestas y están empedradas, así que es complicado acceder con vehículos de ruedas.

Por eso madrugamos para llegar antes de las hordas de gente (se encuentra a una hora en coche de Dénia) y llevamos la mochila para portear a Elisa y poder subir hasta lo más alto del castillo.

El municipio está dividido en dos barrios claramente diferenciados: el del castillo, colgado en lo alto de la peña y protegido por la antigua muralla, con su sabor medieval; y el del Arrabal, que se creó en las faldas de la montaña cuando la población aumentó posteriormente.

En lo alto del primero de ellos, el más interesante, se encuentran los restos del Castillo de San José, construido en el siglo XI por los musulmanes y conquistado después por Jaime I. Para llegar hasta él tenemos que pasar por un túnel excavado en la roca y que sirve de entrada a la población. También destacan sobre esta misma roca la fotogénica torre del campanario exento de la iglesia y, junto a ella, los restos de una antigua fortificación conocida como la Alcozaiba.

Os podéis suponer lo divertido que puede resultar visitar el castillo con los más pequeños. Nada como un escenario de película y su propia imaginación para jugar a que son caballeros luchando con un escudo y una espada a lomos de un valiente caballo. Esas, u otras historias medievales, son perfectas para entretenerles durante la visita a la fortaleza.

Pero el propio barrio antiguo no se queda atrás y la calle principal con sus casas blancas y luminosas bien merecen una visita (y unas cuantas fotos). Una de las más conocidas es la casona señorial de los Orduña, con su escudo en la puerta, que se encuentra nada más acceder por la antigua escalinata. Además esta casa se puede visitar por dentro y descubrir algunos tesoros y modos de vida de los nobles que habitaron la vivienda en el siglo XVII.

Nosotros quisimos hacer esa visita (por la que también hay que pagar, por tratarse de un museo) y así atravesarla para acceder al Castillo de San José. Una vez arriba nos quedamos impresionados con el paisaje y las vistas, tanto del valle como del Pantano de Guadalest, de un increíble color azul esmeralda. Y por eso lo aprovechamos como telón de fondo para las fotos de rigor.  🙂

Y por último terminamos la visita en la plaza del Ayuntamiento, repleto de bares con terrazas y de banderines de colores que le daban al pueblo un ambiente muy especial.

Y un último aviso para los amantes de los Museos, comentaros que en este pequeño pueblo se pueden visitar algunos tan curiosos como el Museo de Microminiaturas, el Microgigante, el de Belenes y de Casitas de Muñecas o el de Vehículos Históricos.

Sin duda una excusa más para hacer una excursión y visitar El Castell de Guadalest, que seguro que no defraudará ni a grandes ni a pequeños.

Y si queréis más ideas sobre viajes y escapadas, podéis pinchar aquí.

Gracias por la visita y dejadme un comentario si os ha gustado.  🙂

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