Ya os lo contaba en el post del otro día. En mi casa necesitábamos unas vacaciones, todos.
Desde el padre de familia hasta el pequeño Martín. Es por eso que también he estado un poco desconectada del blog, porque me apetecía disfrutar con ellos y dedicarnos el máximo tiempo posible los unos a los otros.
De todas formas, los que me seguís por Instagram habréis podido ver un poco lo que hemos hecho estos días en la costa levantina, que ha sido entre poco y nada. O dicho de otra forma: descansar, ir a la playa o a la piscina y comer bien rico.
Nuestro dilema matutino consistía en si íbamos a una playa u otra. O si por la tarde nos quedábamos un ratito más de siesta o bajábamos a la piscina. Y ese relax mental me hacía falta. Siendo autónoma y con tantos proyectos y reformas en el estudio es muy difícil desconectar del todo, pero estas dos semanas lo he logrado por fin.
Además, el clima, la humedad y el agua del mar han hecho que mi circulación mejorara, y que por tanto mis tobillos volvieran a ser lo que eran antes y la “elefantitis” pasara a mejor vida. ¡A ver qué tal me trata Madrid estas 3 semanas que me quedan hasta que salga de cuentas!
Y por supuesto Martín también ha mejorado. Ha vuelto mucho más mayor, maduro, cariñoso y hablador. Parece mentira lo que se consigue con “tiempo de calidad en familia”. Él también necesitaba huir del calor y tener unos días con sus papis. Sus últimos días como hijo único.
Cuando sea mayor le recordaremos que se lo pasó en grande haciendo castillos en la arena; que en la feria tenía “suto” y lloraba; su primera pulsera de niño grande; la cara de emoción que ponía cuando llegaba la paellera a su mesa; o cómo pedía “tatas” y “tunas” cuando nos sentábamos en una terraza para ver el atardecer. En definitiva, hemos disfrutado viéndole ser feliz a él: dejándole ser un niño.
Así que aunque ya se han acabado las vacaciones, volvemos con ilusión por lo que nos espera ahora. Otra aventura.
Pero creo que estos días en Dénia de nuestra “todavía familia de tres” han sido un regalo para Martín y también para nosotros, ya que el cariño recibido ha sido recíproco, y eso siempre quedará ahí y para nosotros.
Unas vacaciones para recordar, sin duda alguna.
Nuestras últimas vacaciones de tres.
¿Cómo serán las siguientes? 😉
Espero que vosotros también paséis unos bonitos días, sea cual sea vuestro destino, y que lo compartáis conmigo.
¡¡Feliz miércoles!!
Que bien que hayáis disfrutado así los tres!!!
Las próximas serán igual de maravillosas
Muaaa
Cómo me alegro que la calma haya llegado!! Así podréis afrontar esta nueva etapa más relajados . Me he reído mucho con tus comentarios del ‘suto’, las ‘tatas’ y las ‘tunas’; los niños evolucionan casi igual, jajaja y Mario sigue el mismo patrón! Aquí esperando como agua de mayo las nuestras y ójala al bichito le pase lo que a Martín y se relaje un poquito que estos calores de Madrid nos tienen ‘uno poquito’ loquitos…
Un abrazo!
Rocío
Seguro que sí Rocío, ya lo verás.
El calor agota a grandes y pequeños… Mañana tengo otro post programado con algunos consejos (humildes) sobre las vacaciones.
Espero que os gusten… 😉
Que bueno que desde el momento en que decidimos tomar un descanso, no hay nada más satisfactorio que salir con las personas que mas queremos y me contenta que la pases siempre bien y sobre todo con tu bebé que es muy bello, te felicito.